El sexismo como limitador de las capacidades humanas, también de los hombres – Ritxar Bacete

Uno de los objetivos fundamentales de las administraciones públicas pasa por facilitar que todas las personas desarrollen plenamente sus potencialidades, amplíen sus capacidades y libertades, y en definitiva enriquezcan sus vidas. Por ello es fundamental analizar uno de los principales factores estructurales en la construcción de la realidad social: la creación de los hombres y las mujeres a partir de pautas culturales sexistas. Esta segregación sexual, apoyada en un sistema simbólico de valores y normas sociales que privilegian a los hombres y discriminan a las mujeres, se convierte en uno de los principales limitadores de las libertades y capacidades humanas. De este modo, los roles y estereotipos de género actúan como cercenadores de posibilidades de ser y actuar en el mundo de las personas, al limitar y condicionar tanto las expectativas sociales como las habilidades psicológicas y afectivas, en base a la asignación sexual ligada a la simbolización cultural de la genitalidad. Este “servicio sexista obligatorio” al que nos somete y condiciona la sociedad en la que vivimos, (no siempre con la misma intensidad ni con igual éxito socializador) o la construcción segregada y asimétrica de prácticas y modelos de masculinidad y feminidad, generan hombres y mujeres ontológicamente limitados. Por lo tanto, la sociedad que se deriva de una construcción sexista y desigual de las personas, genera problemas específicos con consecuencias diferenciadas para las mujeres y los hombres.

La introducción de la perspectiva y el análisis de género desde las distintas corrientes y movimientos feministas a partir de los años 70, supusieron y aportaron una nueva forma de “mirar” la realidad, desnaturalizando las desigualdades y visibilizando las distintas situaciones de marginación a las que estaban sometidas las mujeres. Nombrar la categoría “mujer”, supuso sacar a la luz las discriminaciones, legales, económicas, culturales, etcétera a las que estaban sometidas las mujeres. Fruto de aquellas prácticas, hoy nos encontramos con importantes avances en lo que a igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres se refiere. Las movilizaciones protagonizadas por las mujeres el pasado 8 de marzo, son un claro exponente, de las transformaciones producidas en nuestra sociedad, así como del camino que nos queda por recorrer. De hecho, la incorporación de las mujeres a la esfera pública ha sido una de las mayores transformaciones que ha vivido nuestra sociedad en las últimas décadas. Pero aun persisten importantes limitaciones para las mujeres fruto de la pervivencia del sexismo en nuestra sociedad siendo una de sus expresiones más significativas, tanto por su dimensión social como por sus consecuencias personales, la violencia contra las mujeres. Estas limitaciones y sus múltiples formas de discriminación, también se pueden encontrar hoy en día en el ámbito económico, cultural, político…Así, tener en cuenta la situación específica de las mujeres a la hora de intervenir en el ámbito social, ha sido un logro de la lucha de las mujeres y un avance para el conjunto de la sociedad.

En definitiva, el sexismo es en sí mismo un factor desencadenante de múltiples de los problemas sociales que limitan las capacidades y las libertades de las personas. Es por ello por lo que desde las administraciones públicas, se ha de disponer y aplicar necesariamente, una intervención profesional con perspectiva de género, tanto a la hora de realizar un diagnóstico social, como a la hora de establecer estrategias políticas o asignar recursos para la implementación de programas y proyectos específicos.

Incorporar las masculinidades y a los hombres en análisis de género

Esta perspectiva de género, hasta ahora se ha venido definiendo y practicando como una cuestión relativa exclusivamente al mundo de las mujeres. Pero en los últimos años, se ha comenzado a realizar un giro epistemológico que pretende problematizar y sacar a la luz, los problemas que el sexismo también genera en los hombres, y cuyas consecuencias afectan especialmente a las mujeres, pero también a ellos mismos y al conjunto de la sociedad.

La perspectiva de género de los hombres, tiene que ver con una apuesta por la “desnaturalización” de los roles masculinos y con el cuestionamiento del modelo de masculinidad hegemónica o tradicional, apostando por la libertad de opción de los hombres a la hora de construir su propia identidad. Esta perspectiva de género de los hombres, aplicada a las políticas públicas, supone una nueva mirada a la realidad, que aportará sin duda, nuevos elementos de análisis de los problemas sociales, pero también novedosas herramientas de intervención social, ya que una parte muy significativa de los problemas sociales tienen un claro sesgo de género, en el que el modelo de masculinidad dominante se convierte por sí mismo en un problema social.

El actual sistema social patriarcal les confiere a los hombres unos privilegios como colectivo: Disfrutan mayoritariamente de mayores ingresos, cotas de poder y de una mayor autoridad en el ámbito público, y se benefician del trabajo doméstico y de cuidado realizado muy mayoritariamente por las mujeres. No es menos cierto, sin embargo, que dicho sistema, basado en una diferenciación rígida de roles y expectativas en función del sexo, tiene también sus costos para los hombres. Éstos tienen en general una esperanza de vida menor, son más propensos a sufrir drogodependencias, accidentes de tráfico, los accidentes laborales más graves o a ser víctimas de muertes violentas y de las penas de cárcel.

La necesidad de ampliar el análisis de género a la situación específica de los hombres, queda demostrada si analizamos los distintos ámbitos de intervención de las distintas administraciones públicas . Del mismo modo que no se puede hacer una intervención en el ámbito de la prostitución sin tener en cuenta la situación específica de marginación que viven las mujeres, no nos podemos acercar al trabajo con personas con adicciones, al trabajo social penitenciario, al trabajo con menores no acompañados, a la prevención de los accidentes de tráfico, la inserción social, la protección a la infancia, etcétera, sin tener en cuenta el papel que la sobre identidad masculina y la falta de cultura de cuidado tiene en todo ello.

Pero hay que tener en cuenta que esta nueva herramienta de análisis e intervención social, también tiene dificultades, ya que supone un cambio del paradigma de intervención, ya que si tradicionalmente desde el las distintas administraciones públicas se interviene para garantizar los derechos de las personas, y normalmente desde situaciones de exclusión, la intervención con hombres se hace desde la perspectiva del cuestionamiento de sus privilegios, ya que los “problemas de género de los hombres” parten de una paradoja epistemológica al ser generados por las consecuencias de los privilegios y el poder. Así, la intervención social desde al perspectiva de género se plantea apoyando el empoderamiento de las mujeres y el “desarme moral” o el “desempoderamiento” de los hombres. Esta nueva forma de intervención supone entender que intervenir con hombres, puede ayudar transformar el conjunto de la sociedad.

Pero no se trata ahora de victimizar a los hombres, sino de hacer visible el impacto y los problemas específicos que genera la masculinidad tradicional o sexista, también en los hombres. Sacar a la luz y nombrar los inconvenientes que una masculinidad hegemónica produce en los hombres puede ser una estrategia válida para valorar el cambio de los hombres hacia la igualdad.

Ritxar Bacete
Antropòleg i treballador social, investigador i formador en gènere i masculinitats

3 respostes a “El sexismo como limitador de las capacidades humanas, también de los hombres – Ritxar Bacete

  1. Per fi es comença a tenir iniciativa per homes dirigida als homes per a conquerir espais personals i socials negats pel sexime que coarta també la seva llibertat de ser. Espero i desitjo que aquest camí cada cop el transiti més gent. Una abraçada.

  2. Hola, completament d’acord (sobretot amb l’últim paràgraf). Tot i que en la meva opinió és una tasca molt dificil de visibilitzar, mostrar els inconvenients de la masculinitat hegemònica (per la seva existència situada en espais i temps molt subtils del dia dia). Aconseguir-ho seria un èxit, sempre i quan això no facilités la interpretació d’una pèrdua de “poder” adquirida a través de les citades mascunilitats.
    Fantàstica inicitavia

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